31.12.21 / 20:53
Aún no he realizado mis rituales de gratitud ni mis ejercicios de manifestación. Confieso que he pasado los últimos días en una bruma confusa y en un desgano que poco me gusta, pero que lo he dejado ser. Como se diría en inglés, he estado ‘a bit under the weather’; una expresión que se usa para hablar de cuando uno está desanimado o atravesando algunos problemas de salud que nos debilitan. Ha sido la suma de todo eso y mucho más.
Sin importar cuánto esfuerzo pusiera antes y durante el tiempo de Navidad, la magia no ha alcanzado, al menos para mi vida. Sí, tuve un milagro de Navidad y estoy inmensamente agradecida por eso. Creo que la clave de todo es el esfuerzo, es decir, esforzarse significa que algo no sale naturalmente, que una saca energías y ánimos de donde no hay para sostener la tarea de multiplicar el espíritu navideño. También lo hice por mí, estaba segura que lograría cambiar la vibración (sin esfuerzo) y que terminaría el año con la energía que quiero manifestar en el 2022.
Eso no ha sucedido. Acabo de cocinar unos pancitos de harina integral en la sartén eléctrica como comida especial de Año Nuevo, para lo que queda de este fin de semana largo. Estoy en modo bajo consumo y con raciones de guerra, reducidas en proteínas, vitaminas y en frecuencia.
Sí ha sido un año Abundante y Bendecido en otros aspectos que nada tienen que ver con el dinero, la economía o el vivir dignamente.
- He recibido ayuda, donaciones y contribuciones amorosas de personas anónimas y otras no tanto.
- He recibido regalos del Universo que jamás hubiera imaginado.
- Logré salir de San Juan, alejándome de la hostilidad del lugar donde vivía, las malas energías y el dolor de las distancias emocionales.
- Mi creatividad y mi producción literaria han crecido muchísimo en 2021.
- Mi trabajo en las redes se ha ampliado y multiplicado en diferentes plataformas.
- El Libro Tejedora de Cielos y las Cartas de Puentes, han germinado rápidamente en la comunidad de Tik Tok.
- Me siento acompañada, bendecida y celebrada por una comunidad de corazones amorosos en el canal de YouTube y en otras redes sociales.
- He adquirido habilidades y conocimiento nuevos.
- He aprendido mucho sobre mí y sobre los otros.
- He fortalecido mi relación con Dios.
- He aprendido a confiar en mí y en el propósito Divino.
- He aceptado que mis dones, talentos, sensibilidad y empatía, no son un defecto, sino una bendición.
También ha sido un año de muchos dolores, de esos que parecen no acabar más. He perdido mucho y todo lo que he perdido ha tenido muchísimo valor para mí. Me han traicionado, me han ignorado, me he vuelto invisible para muchas personas y para otras he pasado a ser una persona contagiada de miseria que debe evitarse; he sido humillada y agredida; he sido expulsada y he sido afectada por mentiras ajenas.
Nada ha sucedido como esperaba o deseaba. Mis expectativas se han estrellado contra prejuicios, muros de acero, corazones petrificados y resentimientos ajenos.
El último mes del año ha terminado con la agenda vacía, sin ninguna venta o ninguna transacción. No importa cuánto haya difundido o trabajado, mis libros y artesanías duermen su siesta, incluso los formatos digitales de mis publicaciones.
He trabajado mucho durante 2021, más de lo que he trabajado otros años: sembrando, creando contenidos, difundiendo, generando nuevos proyectos, descubriendo nuevos formatos de publicación, realizando sorteos, ofreciendo publicaciones y sesiones gratuitas. He trabajado mucho, aunque Jefecito aún no haya pagado mi sueldo, ni mi aguinaldo, ni mis vacaciones, ni la cena de año nuevo.
Sé que todo esto es necesario dentro del Plan Divino aunque aún no pueda comprenderlo. Sé que Dios todo lo ve, todo lo sabe y todo lo puede.
Simplemente, estoy cansada, agobiada, exhausta. En alguna de mis siestas hoy, imaginaba estar unos días en una Posada o en un Spa, disfrutar la tarde en la pileta, vestirme bonito para ir a cenar, no tener que preocuparme por nada más que disfrutar.
La última carta del año de Puentes fue Disfrutar.
Es difícil disfrutar cuando falta lo básico, cuando se tiene la libertad para decidir qué hacer, qué comer o cuándo comer, cuando no se pueden cubrir las necesidades básicas de salud e higiene que una mujer en su menopausia necesita.
Disfruto la paz de estar en un lugar cómodo y seguro.
Disfruto ser quien decide las actividades del día, después de Jefecito, siempre.
Disfruto estar conmigo misma.
Disfruto ser una desconocida en una ciudad que no sabe de mi existencia. De algún modo, eso es menor doloroso que estar cerca de quienes eligen no compartir con nosotros.
Disfruto poder descansar cada vez que mi cuerpo lo necesita.
Disfruto trabajar en lo que me gusta.
Disfruto cada vez que alguno de mis contenidos ilumina el día de una persona al otro lado del Puente.
Disfruto el silencio que me permite escuchar a Dios.
Disfruto el pequeño trozo de jengibre que está germinando en un frasco.
Disfruto la ambientación de Navidad que he logrado con tan poco en un espacio pequeño.
Disfruto saber que estoy sanando y que estoy mucho mejor que ayer.
Disfruto poder Ser quien soy, así, con estos colores y esta magia, sin esconder ni disimular.
Disfruto que estés ahí del otro lado, leyéndome y escuchándome.
El año que comienza 2022, es totalmente incierto, no hay certezas, ni turnos, ni planes para enero.
Sin embargo, a medida que avanzo en el Sendero, he aprendido a asombrarme por todo lo que descubro cuando avanzo a pesar de la incertidumbre.
Del afuera no sé nada.
De los otros no sé nada.
Solo sé quién Soy. Soy Yo, única, mágica y sensible. Soy Yo, de colores misteriosos, creativa y apasionada. Soy Yo, Servidora de Dios, Amante del Amor, Defensora de la Verdad y la Vida.
Tengo muchos pendientes: lecturas de tarot gratuitas, informe anual, vídeos en el canal, libros a medio escribir, publicaciones programadas; pero estoy inmensamente agotada. Confío, en que en algún momento, Dios me tocará nuevamente y retomaré el ritmo.
Let Go.
Let God.
Gracias por ser parte de 2021.
Te espero en 2022.
Gracias por bendecir este Puente
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