¿Precio o Valor?

Una dialéctica que te tiene esclavo de la peor versión de vos mismo.

Que preguntes «¿cuál es el precio?» en relación a un libro, un manual, un taller, un mazo de cartas de Tarot Evolutivo o un curso virtual, es simplista y subestima el poder de los recursos que pueden potenciar tu Sendero de Evolución Espiritual y Sanación Personal.

¿Cuánto vale conocerte, aceptarte, reconocerte, honrarte y celebrarte?
¿Cuánto vale que seas hacedor de tu proceso y no dependas más que de la Divinidad que te habita?
¿Cuánto vale liberarte de patrones, condicionamientos, programaciones y cárceles mentales?

Nuestras palabras nos delatan. Hablan de quienes somos, qué pensamos, cómo nos emplazamos en nuestra Realidad… nos delatan ante quien ni siquiera nos conoce.

¿Por qué te expone?
Porque no le estás dando valor.
Para vos todo tiene un precio atado a la moneda de cambio legal vigente, no al contenido de un material que ha sido fruto de muchísimo recorrido, estudio, análisis, práctica y tiempo de condensación hasta transformarlo en una herramienta evolutiva que aporte Luz a tu vida.

Preguntar por el precio, condiciona el intercambio. Como si hubiera una cantidad de dinero condicionada en tu psiquismo por encima de lo cual no pagarías por Ser Feliz.

Dos mil pesos es «barato» para 4hs de alojamiento en un destino de verano en Enero, pero es «caro» para un libro que te aportará una nueva versión de vos, muchas horas de reflexión, de perderte y encontrarte, explicarte y parirte nuevamente…

Si de viajes se trata, honestamente en lo personal prefiero el segundo. Prefiero el viaje incómodo a nosotros mismo, aprovechar la encarnación en Evolución, a un rato de ruido para luego volver a la angustiante tarea de ser quien eres.

Desde esa óptica en la que anclas tu vida, dándole un poder al dinero sobre vos mismo, el precio te parecerá elevado indudablemente.

Pero si hablamos del VALOR, debo responder que es incalculable. El valor de un material que te llena de herramientas para afrontar todas las situaciones de tu vida, no es algo que el dinero pueda comprar jamás.

¡Es más! Desde tu potencial alcanzado por tener la humildad de tomar herramientas de desarrollo personal, el dinero fluirá de manera mucho más espontánea a tu Realidad.

Cuando eliges crecer adentro, creces por fuera. Cuando creces en lo sutil, se materializa en lo denso.

Son leyes Universales… puedes investigar al respecto. No tienes que creerme.

El problema es que consideras tu realidad en relación a la moneda de curso legal vigente en tu tiempo, en tu lugar… en lugar de VALORAR aquello que en todos los tiempos, en todos los lugares del Universo te traerá la dicha de que vivas desde tu máximo potencial.

Tus patrones mentales te condenan a seguir anclando tu Realidad a la carencia, porque no das VALOR a tu Evolución, a tu tiempo en el planeta, a tu existencia.

Dejame decirte que no hay dinero que te disuelva los problemas que no tienen la humildad de afrontar.

Deja de culpar a la economía, al politico de turno, a tus padres, a tu infancia. Quien vive y encarna un adulto irresponsable eres tú, y lo eliges segmento a segmento cuando no elijes cambiar.

Cambiamos y nos transformamos cuando el dolor de quedar igual es mayor que el dolor del cambio.

Esta es una verdad tremenda, porque es lo que impide que emprendas en la vida cotidiana cambios pequeños que impliquen un gran cambio.

Es más fácil el cambio cuando nos enfrentamos a dolores verdaderamente fuertes.

Entonces, cambiamos solo cuando nos duele de verdad.

Cambiamos cuando el dolor nos empuja.
Cambiamos como una reacción al dolor.

Lo que necesitamos hacer es tener una actitud evolutiva proactiva y adelantarnos al dolor. Cambiar sin necesidad de sentir ese dolor.

Es necesario cambiar antes de que el dolor nos obligue a cambiar.

Cuando es NECESARIO cambiar, ya es tarde. Porque estamos cambiando porque el dolor nos empuja a cambiar.

Si sabemos que tenemos que cambiar, y no estamos cambiando, deberíamos preguntarnos ¿Por qué? ¿Te animás a hacerte esta pregunta?

La respuesta a ello, es que no vemos claramente el efecto positivo del cambio. Y tampoco vemos el efecto negativo de no cambiar. Lo que vemos, es la consecuencia plasmada.

La falta de cambio es la propia incapacidad de no ver las causas y los efectos en nuestra Realidad desde un foco superior que nos tiene como artífices de nuestro destino.

¿De verdad quieres cambiar?

Texto inspirado y adaptado de la publicación de Qué bueno saber de vos.

 Susannah Lorenzo
Tejedora de Puentes
Tejedora de Magia
Tejedora de Cielos
曆 Soledad Lorena
Tejedora de Palabras

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