Antes de convertirme en escritora, fui una lectora apasionada y ávida. Cada vez que alguien me preguntaba qué regalo quería para mi cumpleaños, pedía un libro. No me quedaba a las celebraciones de familia, me parecían aburridas y siempre había algo que me hacía sentir incómoda. Prefería recluirme en mi habitación devorando un libro que no soltaba hasta terminarlo, aunque pasara toda la noche sin dormir.
Read: [transitive] to understand something in a particular way – SYNONYM interpret
Uno de los significados del verbo ‘to read’ (leer) en inglés, es el de interpretar, el de comprender algo. En ese sentido uno puede ‘leer’ una situación, una imagen, un gesto, una manera de caminar o la mirada de una persona.
Como niña introvertida, tímida y solitaria, mi ejercicio favorito era ‘leer’: miradas, gestos, silencios, nubes, manchas de la pared, dibujos en las baldosas, formas en las sombras, la velocidad del viento o la intensidad de la lluvia. Todo en mi universo tenía un mensaje y una historia.
Había llegado a este mundo llena de magia y poesía, pero eso me convertía en el bicho raro y en objeto de burlas, humillaciones y rechazos.
Por eso, los libros fueron ese pasaporte necesario para viajar a otros mundos, otros países, otras realidades y descubrir que había otras personas como yo, en los escritores y en los personajes que poblaban mi colección de libros.
Podía comer queso derretido en la cabaña del abuelo de Heidi o jugar con ella en las praderas de los Alpes Suizos. (Aún guardo esas imágenes en mi memoria, como si de verdad hubiera estado ahí.) Cerraba los ojos e imaginaba que tenía unos zapatos rojos como Dorothy y podía encontrar el camino a un lugar donde sentirme celebrada y donde los hombres de hojalata obtuvieran su corazón palpitante (El Mago de Oz). En cada picnic o vacaciones de campamento, anhelaba encontrar el hueco en la tierra por donde el conejo me invitara a celebrar mi no cumpleaños todos los días, junto a Alicia y al sombrerero.
Leer libros se convertía en una medicina, en un alivio, en una abstracción de la realidad que dolía y me hacía sentir desamparada y sola. Entre los cuentos e historias estaba siempre acompañada por personajes que sentían como yo y donde las locuras de la imaginación eran bienvenidas.
Desde mi silencio y mi introspección, me gustaba ‘leer’ situaciones y personas. Me gustaba adivinar sus emociones, esas de las que nunca hablaban. Jugaba a inventar historias con todo lo que sus ojos mostraban y en su forma de caminar leía realidades que a nadie contaban.
Con los años, aprendí a usar la escritura para crear otras realidades y los libros pasaron a ser solamente un disfrute necesario de las palabras enlazando historias y versos. Aunque en la vida adulta, dejé de leer para escaparme, si la historia está bien contada, puedo quedarme noches enteras sin dormir para terminar un luego y luego tener una ‘resaca’ de lectura al día siguiente.
La lectura comprensiva se parece bastante a la escucha atenta, es un ejercicio voluntario de comprender y estar presente con todos los sentidos para recibir un mensaje.
Leer en profundidad y con detenimiento es un gesto de amor y respeto, es absorber e internalizar lo que se nos cuenta para aprender, asimilar y descubrir lo que otra persona siente, piensa, expresa y esconde.
Para leer, es necesario aquietar nuestra mente, deshacernos de urgencias por expresar lo que habita nuestro corazón y estar dispuestos a embarcarnos en la aventura de descubrir otras realidades, otras personas, otros corazones.
Leer con intención de comprender y conocer es una elección consciente de registrar, reconocer y valorar las emociones y creencias del otro; para mirarnos en su espejo y para incursionar en las ventanas de su corazón, admirando paisajes nunca antes vistos.
Con los años, ya no solo leo libros, miradas, gestos, nubes y manchas: leo las cartas del Tarot, los símbolos, las runas, las señales del universo y todo lo que Dios usa para dibujar mapas en mi Sendero.
En este Día del Lector, celebro y bendigo a quienes ocupan parte de su valioso tiempo para leer mis libros, cuentos, poemas, mensajes del Tarot o las reflexiones en mis Blogs. Quiero hacer un reconocimiento especial a la comunidad de YouTube y de Sound Cloud, porque a través de su escucha atenta, se convierten en lectores de mis historias y cuentos a través de los colores de mi voz.
Gracias por bendecir mi arte y mis palabras con tu lectura y escucha atenta.
Susannah Lorenzo©
Tejedora de Puentes
Soledad Lorena©
Tejedora de Palabras